José Lumbreras García*

La participación ciudadana

El Sol de Tlaxcala, Página 7, martes 17 de julio del 2018

Aunque la participación ciudadana no se restringe al aspecto electoral, o no se debe entender únicamente como la efectiva asistencia de los votantes a las urnas, en esta ocasión es conveniente resaltar este también importante aspecto de la democracia.

Nada en la vida de una comunidad se logra sin la aportación de sus miembros, de todos sus integrantes; pues sea cual sea la forma en que cada uno de ellos se desempeñe, su actuar impactará de alguna forma en el ámbito y en el destino de los demás y, si bien, hay decisiones  que influyen más y acciones que tienen mayor relevancia que otras, no puede desdeñarse ni considerarse totalmente irrelevante a nadie, ni el actuar de ninguno de los elementos de una colectividad.

En ese sentido, la colaboración de todos hace posible el impulso integral de los aspectos de la vida social, cultural, económica y, desde luego,  política de una sociedad.

Así pues, y pasando a nuestro ámbito, hay que decir que es claro que, para que la democracia pueda ser un hecho, la participación ciudadana no sólo es necesaria, sino que resulta ser fundamental.

Debidamente entendido, a través de la participación ciudadana, puede incluso establecerse una forma de diálogo entre la comunidad y sus instituciones, pues muchas veces esta es la mejor forma de dar seguimiento al trabajo de las mismas y a la forma en que estas atienden los asuntos públicos.

Asimismo, y en consecuencia de lo anterior, la participación ciudadana, se reitera, incluida la vía electoral, otorga al votante  la posibilidad de colaborar en la construcción de una sociedad mejor.

Pero además, este tipo de participación es directamente proporcional a la legitimidad que la decisión adoptada tendrá, al respeto social que alcanzará y a las consecuencias que de la misma se obtengan.

Así pues, y vista la afluencia ciudadana en el pasado proceso electoral, primeramente cabe congratularse con el nivel de participación que, si bien, no resultó ser estadísticamente el más alto de la historia de nuestra democracia, sí lo fue en términos de números absolutos; lo que no deja dudas respecto del interés de la comunidad en acudir a las urnas a emitir, a través del voto, su opinión en los términos antes anotados.

Por otra parte, también debe destacarse la civilidad que, en términos generales tuvo la ciudadanía, pues, con excepciones menores, los comicios fueron celebrados en un clima de ánimo y paz social.

Esto, desde luego, con el esfuerzo de todos, de las autoridades gubernamentales de todos los niveles y sobre todo de las instituciones electorales, conformadas con los mismos ciudadanos. En ese sentido, el reconocimiento al trabajo del Instituto Tlaxcalteca de Elecciones y al Instituto Nacional Electoral, en todos sus órganos y a todos sus colaboradores y colaboradoras.

Ese referido nivel de participación, desde luego que  también compromete a todos, a las instituciones electorales a seguir generando las condiciones que fomenten y permitan la mayor y mejor participación ciudadana; a las autoridades gubernamentales, a responder a la legitimación obtenida; y a las y los ciudadanos, a continuar con su participación, no solo con su voto en las próximas elecciones, sino también en el seguimiento de las acciones que motivaron su sufragio y siendo partícipes, con toda civilidad, de lo obtenido con el mismo.

 

*Magistrado del Tribunal Electoral de Tlaxcala